Grandes razones las de este profesor de la Universidad de Gotemburgo. Soy también profesor de Historia y dirijo un pequeño Museo del Patrimonio Histórico Educativo. En él se exponen, entre otras, importantes piezas de los Institutos de Ultramar, aquellos creados por España, en el siglo XIX, en Puerto Rico, Cuba y Filipinas. Es importante saber que aquellos Institutos de Segunda Enseñanza se crearon al tiempo que en el resto de las provincias españolas; porque como provincias, y no como colonias, fueron tratados estos territorios, en éste y en otros muchos aspectos, durante esos tiempos decimonónicos. Cuando se sacan a la luz las salvajadas cometidas en épocas anteriores, se olvida que muchas de esas acciones deleznables, u otras semejantes, se cometían también en la Península. Se olvida que el sentimiento ético ha ido evolucionando con los tiempos, y que no se puede juzgar con mentalidad del siglo XXI lo que sucedió en el XV o en el XVI..., ni siquiera los errores -que también existieron- del XIX. Me adhiero totalmente a mi colega, el profesor Grimberg, quien supo ver con objetividad aquella realidad, ya a principios del siglo XX.
Grandes razones las de este profesor de la Universidad de Gotemburgo. Soy también profesor de Historia y dirijo un pequeño Museo del Patrimonio Histórico Educativo. En él se exponen, entre otras, importantes piezas de los Institutos de Ultramar, aquellos creados por España, en el siglo XIX, en Puerto Rico, Cuba y Filipinas. Es importante saber que aquellos Institutos de Segunda Enseñanza se crearon al tiempo que en el resto de las provincias españolas; porque como provincias, y no como colonias, fueron tratados estos territorios, en éste y en otros muchos aspectos, durante esos tiempos decimonónicos. Cuando se sacan a la luz las salvajadas cometidas en épocas anteriores, se olvida que muchas de esas acciones deleznables, u otras semejantes, se cometían también en la Península. Se olvida que el sentimiento ético ha ido evolucionando con los tiempos, y que no se puede juzgar con mentalidad del siglo XXI lo que sucedió en el XV o en el XVI..., ni siquiera los errores -que también existieron- del XIX. Me adhiero totalmente a mi colega, el profesor Grimberg, quien supo ver con objetividad aquella realidad, ya a principios del siglo XX.
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